Carlos Morales o la desmemoria de un sonámbulo
Código
Nucú / César
Trujillo
Si
existe un político sin fundamentos para buscar la alcaldía de Tuxtla Gutiérrez —más
que su desesperada voracidad y el arribismo que abandera— ese es el actual secretario
del Medio Ambiente e Historia Natural, Carlos Morales Vázquez, quien afirma que
será el Partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena) quien lo cobije.
Parece que el famoso “contralor del pueblo” (frase matona de un perdedor buscahueso) cree que padecemos de
amnesia y no recordamos que no ha hecho absolutamente nada en el puesto que aún
ocupa, más que brindar sobreprotección a las empresas que se han dañado
severamente a Chiapas: Veolia y Cales y Morteros del Grijalva son claro ejemplo
de ello.
Porque
esto va más allá de andar tirándose la bolita y sacudirse el problema,
sindicando a otros, como acostumbra el funcionario. A Veolia se la ha lanzado
al Ayuntamiento de Fernando Castellanos y el asunto de la Calera culpó, en su
tiempo, a la mísera y huérfana Procuraduría Ambiental que, a la fecha, sigue
sin tener pies ni cabeza. A Carlos Morales se le olvida que el cargo que
ostenta es muy claro: secretario del medio ambiente de Chiapas, aunque el nombramiento
sólo sea de membrete y le sirva para seguir enquistado en el poder, fraguando
alianzas que lo lleven al siguiente escenario (en este caso los comicios del
2018) y apostarle a una estrategia que les ha dado buenos dividendos a varios
políticos, entre ellos a la diputada federal de Movimiento Ciudadano, María
Elena Orantes López.
Y
aquí me refiero a la participación que han tenido en el pasado en busca de
algún puesto de elección popular a sabiendas que no tienen oportunidad alguna,
pero tienen muy en claro que en política también perdiendo se gana. Esa
estrategia ruin de “perder-ganando” trae vivos a muchos políticos que ya se
frotan las manos y que, ahora, a sabiendas de que el electorado siempre ha siendo
permisivo regalándoles el tan criticado abstencionismo, buscarán de nueva
cuenta aplicar la misma fórmula en territorios diferentes y ataviados de
colores distintos: sí, el chapulinazo o camaleonismo.
No
sé si el rumor soltado por los esbirros del secretario sobre su búsqueda de la
presidencia municipal sea cierto o no o si se consume, pero sabemos que su
hermano, el exjefe de asesores del Gobierno del Estado, Plácido Morales
Vázquez, está buscando apoderarse de la candidatura rumbo a la sucesión
gubernamental de Chiapas por el partido de Andrés Manuel López Obrador y la
cercanía que con él profesa. De ser así, estaríamos ante un escenario adverso
que pondría a los tuxtlecos en un riesgo inminente. No imagino al secretario,
un hombre que es miedoso y evasivo con algunos temas, y convenenciero y
cómplice con otros, sentado en la alcaldía, con todo el poder para seguir alimentando
a esa bestia destructiva del medio ambiente en que se ha convertido la empresa
franco-española Veolia.
Quizá
a muchos les dé igual, y otros hasta lo vean como un candidato bueno, tomando
como referencia que Carlos Penagos quiere ser el abanderado al mismo puesto del
Partido Verde Ecologista de México en Chiapas (PVEM). Al igual que muchos
compañeros con los que he platicado concuerdo en que ninguno representa un
cambio para la capital coneja que se muere en la ignominia; ninguno hará algo
porque Tuxtla salga de ese terrible bache de corrupción e impunidad en el que
se encuentra sumido desde el arribo de Juan Sabines y sus sucesores a la
alcaldía.
Carlos
Penagos representa la sucesión del sabinismo y el empoderamiento, desde las
sombras, de Chachita Pariente, la misma que lo metió a la política y que sigue
siendo su sombra. Carlos Morales, por su parte, es el símbolo fiel del
arribismo y es capaz de hacer uso del malestar ciudadano para obtener lo que
quiere. Lo vimos cuando perdió contra Samuel Toledo Córdova Toledo y salió a
tomar las calles y prometió ser un incansable vigía de que el Ayuntamiento, en
ese trienio, marchara bien. Falso.
Nunca
cumplió en nada porque pocos días después de su bulla le pidieron que se
calmara porque iba a tener un espacio “digno” en el gabinete de Manuel Velasco y
así fue: lo convirtieron en el todopoderoso de la Semanh que parece andar dormido todo el tiempo. Ahora, nuevamente
buscará lo mismo. Se va a Morena porque sabe que en el Partido de la Revolución
Democrática (PRD) no tendría cabida y porque entiende que el viento sopla a
favor de los morenos y el efecto AMLO que sigue pesando en todo México.
Con
estos dos aspirantes que empiezan a elevar la mano, p
Manjar
La
recomendación de hoy es Juntacadáveres de
Juan Carlos Onetti y el disco A love
supreme de Jonhn Coltrane. // Recuerde: no compre mascotas, mejor adopte.
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